BULAT OKUDZHAVA
Final de un
Siglo... final entre guerras...
Final de todo... se muere el
Siglo XX...
Se muere el dolor, la
tiranía...
Se mueren... H, S, F, P, M
No quiero decir sus nombres
Todos sabemos quiénes son.
Se muere el Siglo, se
muere...
Y retumban en mis oídos mil gritos de muerte...
millares... Me conmueven
Y aunque suena la música de la vida,
Me derrumbo.
Se muere el Siglo, Siglo XX,
maldito, oscuro, tenebroso... donde genios habitaron y dejaron su belleza...
Dónde esos otros, H, S, F, P, M los masacraron...
Se muere el Siglo XX, ¡Ojalá
se muera del todo!
Que se lleve con él la
tiranía, el materialismo,
Lo totalitario... que se
mueran con él... el hambre
Las guerras... la
degradación humana... la injusticia...
La desintegración de los
pueblos...
¡Qué
se mueran!
Se muere el Siglo XX... Siglo maldito...
En el que la humanidad se
odió...
Se odió al pueblo...
Y los pueblos se odiaron
entre ellos...
Se muere... se muere...
Se muere este Siglo...
Y quiero música nueva,
libre, repleta de dones
Y jardines, en los que el alma se regocije
De belleza...
Se muere, se muere...
Y quiero un siglo nuevo. Lo
quiero infante, puro, inocente, y a la
vez justiciero...
Que Impere la Justicia
Que borre el pasado tiránico
de este...
Siglo XX
Quiero un Siglo VIVO,
humano, sencillo...
Que lave los rostros
ennegrecidos por el dolor...
Se muere el Siglo XX, pero
quedan días... demasiados... como todo animal cruel,
Aún muerde...
No hay remedio... estamos
sometidos a él...
Estamos en él... somos
él... el maldito...
Pero se muere... se va... se
acaba... se evapora
Cual bruma... Y
rezo... qué más da a quién...
Quiero un siglo donde todos
seamos capaces de ver el rocío en
las flores... donde trinos de pájaros
Nos despierten... donde
podamos sonreír a un desconocido... donde todos seamos geniales, creativos...
donde en la noche vuelvan a nuestros hogares el calor familiar, y nos contemos cuentos fantásticos y no
penas... donde los tiranos no nazcan y nos gobierne el amor... donde la Paz llegue y halla justicia...
UN SIGLO NUEVO...
Donde reine lo sencillo y no
reinen las guerras... Donde el día sea DÍA
Y la noche, Lo SEA...
JULIA DE LA RÚA
30-3-1999
Entonces hablaré de eso
Escrito por Serhiy Zhadan y traducido por John Hennessy y Ostap Kin
Así que hablaré de eso :
sobre el ojo verde de un demonio en el cielo colorido.
Un ojo que observa desde el margen del sueño de un niño.
El ojo de un inadaptado cuya emoción reemplaza al miedo.
Todo comenzó con música
con cicatrices dejadas por canciones
escuchado en bodas de otoño con otros niños de mi edad.
Los adultos que hacían música.
La edad adulta definida por esto: la capacidad de tocar música.
Como si fuera una nota nueva, responsable de la felicidad
aparece en la voz
como si esta habilidad fuera innata en los hombres :
para ser cazador y cantante.
La música es el aliento a caramelo de las mujeres
cabello con olor a tabaco de hombres que pesan tristeza
prepárate para una pelea a cuchillo con el demonio
que acaba de irrumpir en la boda.
Música más allá del muro del cementerio.
Flores que crecen en los bolsillos de las mujeres
escolares que se asoman a las cámaras de la muerte.
Los caminos más transitados conducen al cementerio y al agua.
Ocultas solo las cosas más preciosas en el suelo—
el arma que madura con ira
corazones de porcelana de los padres que sonarán
como las canciones de un coro escolar.
hablaré de eso—
sobre los instrumentos de viento de la ansiedad
sobre la ceremonia de la boda como memorable
al entrar en Jerusalén.
Establecer el ritmo salmico roto de la lluvia
debajo de tu corazón.
Hombres que bailan como se sacian
fuego estepario con sus botas.
Mujeres que se aferran a sus hombres en la danza
como si no quisieran dejarlos ir a la guerra.
Este de Ucrania, el final del segundo milenio.
El mundo está lleno de música y fuego.
En la oscuridad, los peces voladores y los animales cantantes dan voz.
Mientras tanto, casi todos los que se casaron han muerto.
Mientras tanto, los padres de personas de mi edad han muerto.
Mientras tanto, la mayoría de los héroes han muerto.
El cielo se despliega, tan amargo como en las novelas de Gogol.
Resonando, el canto de las personas que recogen la cosecha.
Resonando, la música de los que acarrean piedras del campo.
Resonando, no se detiene.
Serhyi Zhadan es uno de los poetas y novelistas más conocidos de Ucrania, que reúne a miles de personas en los lanzamientos y eventos de sus libros.