Cuando escribí mi libro El
Festejo de San Sebastián, quería encontrar una editorial diferente, que
no siguiese los senderos tradicionales. Actualmente vivimos en tiempo de muchos
cambios en el mundo literario, y necesitamos deshacernos de reglas y formas viejas que se han puesto más y
más podridas. Fui introducido en Araña
editorial por mi amigo Ricardo Félix Rodríguez, y desde ese momento he estado
enamorado con la misión y estética de ella… Y aunque quería publicar el libro
en Puerto Rico, las editoriales de mi patria no tienen el interés en un libro
político y radical. Estoy agradecido de Julia y su empresa por darme la
bienvenida y anticipar una relación larga con la editorial
La jornada de España
Barcelona es una ciudad viva de creatividad sin
límites. Lo que uno seexperiencia en las obras magnificas de Gaudí que
manipulan las formas de arquitectura para imitar la naturaleza comprueba que el
arte no está restringido en las reglas de su especialidad. Edificios sin
líneas, que posesionan los aspectos de agua o árboles. Barcelona parece como
una ciudad de viajeros, de personas buscando la eternidad de existencia. La
encontramos por la expresión creativa, por las palabras, la música, y veo en
este sitio un reto que anhelo para cumplir: El reto de dejar mis temores como
artista. Por tanto tiempo he tenido miedo de ofender con mis actitudes hacia la
literatura. Creo que la literatura debe transformar la realidad, y para hacer
eso, no puede ser límites ni reglas. Yo puedo contar cuentos que actúan como
canciones, como bailes y como obras del arte. Si la música es la expresión por
el sonido, y el arte es la expresión por la vista, el baile es la expresión por
el movimiento, entonces la literatura es la expresión por el lenguaje. ¿Pero,
como experienciamos el lenguaje? Vemos las palabras en la página. Oigamos el
sonido de la habla. Comunicamos por los movimientos de las manos o pies
mientras que hablamos. El lenguaje da sentido al ritmo y la melodía de la
música. Si literatura es el arte de lenguaje es solamente lógico que también sea
el arte de todas las formas de la expresión de lenguaje. En el actual estado
del mundo de publicaciones, tal pensamiento traduce a las ventas bajas. Lo más
que se experimenta, lo menos que lectores van a ser atraído a su libro. Las
editoriales comerciales no lo tocaran y los críticos no le irán a gustar. Esto
traduce a libros aplacible y aburrido, sin mucha creatividad y con estilos rígidos.
Como jefe de editores leo muchos malos libros. A veces acepto los libros
mediocre porque creo que el autor tiene ideas interesantes y solo necesita la
educación para mejorar. A veces estoy correcto pero más que no estoy
equivocado. Los autores modernos tienen cerebros lavados de toda la audacia
hasta que se pongan tímidos y por siempre sigan las reglas que las editoriales
grandes requieren para publicar sus libros.
No
puedo llamarme artista si sigo escribiendo con temor de que nadie va a
publicarme. Quiero crear obras de literatura que rompen todas las reglas de
forma para contar historias que capturan la esencia de todos los arte, es
decir, para capturar la esencia de existencia que veo en la catedral
inimaginable de la SagradaFamilia o Casa Batlle que atreven hacer poesía con
piedras y mortero. Voy a hacer libros que bailan, que cantan, que gritan, que
no disculpan y que se expresionan la furia de mi corazón. Estoy encantado con
la vida y quiero expresar toda la mierda y toda la gloria de este mundo jodido.
No
miedo. Solo expresión.
He
querido escribir una novela que se llama Retratos
por un buen rato, y ahora pienso que se yo como voy a contarlo.
Anteriormente, era la historia de una pareja de artistas que enfoca solamente
en ellos hasta que el momento cuando los problemas y conflictos del mundo choca
con su amor perfecto. La idea fuera que los amantes viven afuera del espacio y
tiempo y que las relaciones solo maduran cuando experienciamos los retos, y si
sobrevivimos estos momentos malos, entonces la relación va a fortalecer. Pero
necesito más que eso. Una historia que enfoca solamente en dos personas por un
buen rato va a aburrir la audiencia y más que eso, el autor. Quiero contar una
alegoría que encapsula los desafíos, horrores, e injusticias de la historia de América
Latina. Esta pareja vaa ser testigos de un revuelto grande entre los pueblos campesinos
y los urbanos, entre los ricos y los pobres. Y voy a separar el narrativo en
dos narrativos que pasan paralelamente—uno de del desarrollo del revuelto con
escenas poéticas y mas que no silente, y uno de la pareja y su vida diaria. Es
una crónica marxista e historial que a la misma vez habla de la universalidad
de las pasiones y el amor, no solamente entre dos personas pero también entre
el ser humano y el arte, y como el arte esta transfigurado por los eventos
extraordinarios.
La
gente de España es un ejemplo de este conflicto y la atrevía de artes en
tiempos de persecución y represión a encontrar maneras a mostrar su visión.
Barcelona, que ha experienciado mucha persecución durante su larga historia, es
el sitio ejemplar para este tesis. ¿Si los artistas españoles pueden demostrar
su visión debajo de la amenaza de prisión o muerte, porque voy a limitar mi
visión debajo de la amenaza mucho menor de no ser publicado? Tengo una
responsabilidad a expresar mi visión sin miedo y sin dudas.
Sevilla
es mi hogar. No es mi patria, eso es Puerto Rico, pero es un hogar por un lado
porque parece como Puerto Rico y por otro lado porque es completamente
diferente que mi isla bonita. Cuando nuestro tren viajaron por el campo
andaluciano, las montañas, prados, y valles me acuerdan del norte de Puerto
Rico, especialmente la aérea entre Dorado y Arecibo. Pero los pueblitos y
ciudades que pasamos tenían una edad y un sabor radicalmente diferente. La
historia es más larga aquí, y la influencia de los moros es obvia. Pero cuando
camino por la calles del centro de Sevilla, con sus edificios con techos que
casi besan y con un estilo que en América llamamos colonial pero que aquí es
sevillano y típico español, me aparece que estoy caminando en Viejo San Juan.
La ciudad nueva parece como la aérea metropolitana de San Juan sin playas.
Sevilla tiene un gran rio, el Guadalquivir, que esta mencionado por muchos poemas
y novelas españoles, y que es el rio donde desembarcaron las naves hacia el
Mundo Nuevo por más de cuatrocientos años. Sevilla es el corazón de las venas
de América Latina, no solamente en una manera espiritual que siento cuando veo
la plaza y la fuente al lado del catedral, sino en una manera muy literal. Los
conquistadores venían más que no de Extremadura y Castilla-León y Castilla-La
Mancha, es decir, del centro de España. Pero la gente que venían después de la
conquista, durante la época colonial, venían de Andalucía, y más
específicamente, de Sevilla. Oigo la rapidez y un poquito del acento del
español caribeño aquí, y la actitud de la gente es másrelajada. En Madrid y
Barcelona, la vida es tan rápida como los Estados Unidos o Gran Bretaña. La
actitud es másastuta y ambiciosa. Pero aquí y en el Caribe, la actitud es más
espiritual, más lento, y puedo sentarme al lado del rio Guadalquivir por
siempre. Hay muchas carreras y caminos para correr y montar bicicletas y de
hecho uno se ve muchos corredores por toda la ciudad. La gente es muy activa y
con buena salud. Una cosa que me encanta sobre Europa es que la gente no se queda
adentro de sus casas, todo el mundo está afuera, charlando y chismorreando y
coqueteando. Esto existe también en Barcelona, donde la gente es muy simpática
y social, pero aquí en Sevilla me siento un ambiente de confort y paz que
parece a mí que no estoy visitando a este sitio pero que vivo aquí. Cada mañana
camino por las calles en busca de desayuno, y tomo más tiempo que es necesario
para absorber la ciudad. En las calles estrechas del centro veo muchas familias
caminando hacia la escuela, me estoy abrumado con el sentido de que mis hijas están
conmigo y que estamos caminando a la escuela, y después me voy al trabajo, y al
fin del día voy a volver a mi casa en el centro de Sevilla, un apartamento
pequeño pero cómodo con una vista preciosa de los pasos de ladrillo. Me siento
como he vivido aquí por un buen rato, y quiero regresar a mi casa para cambiar
la ropa y correr con los demás y después ir a una de las cervecerías que están
en cada esquina para encontrar con unos amigos y hasta que Suset y las niñas me
encuentran para ir a las orillas del rio para miraral puesto del sol sobre La
Triana al otro lado del rio. Pero no, es un sueño, es mi imaginación que no
quiere aceptar que no vivo aquí, que mientras caminamos por los jardines
preciosos y la Plaza de España y las avenidas bonitas de La Triana, que no soy
de aquí. Todo es un espejismo causado por las similitudes entre Sevilla y San
Juan, o quizás es algo más profundo, un espacio muy hondo de mi corazón que
conecta a este sitio en una manera inexplicable. Suset me mira como soy loco
cuando digo estas cosas, pero a la misma vez ella sabe lo que me siento porque
es muy semejante a su experiencia en Florencia, Italia. Es el sentido que un
viajero siente cuando explora el mundo y se encuentra un sitio que está en
sincronía con su espíritu.
No
experienciamos mucho de Madrid y Roma, por un lado porque solo pasábamos una
tarde y una noche en cada sitio, y por otro lado porque en Madrid estuvo
lloviendo, pero experienciamos bastante a saber de qué las dos ciudades nos
impresionan. Madrid es como una tumba viva. Es muy viejo, con catedrales,
palacios reales y edificios grande y austero, y si Madrid es una tumba viva,
Roma es un cadáver que, después de siglos, ya no ha deteriorado, es un milagro
que ya existe y funciona cuando toda la evidencia indica que se moría tantas
veces. La grandeza de la Fuente Trevi, la Basílica de San Pedro, el Palacio
Real de España, los puentes de Roma, los parques y el Teatro Nacional en
Madrid, la Gran Vía en Madrid y la Piaza de Spagna en Roma, en serio todo me
abruman. Hay una sobra de imágenes aquí, no puedo procesar todo, y estoy
aturdido a la presencia de tanto arte y no puedo comprender como alguien puede
irse de estos países. Yo sé que a vivir en algún sitio es muy diferente que a
visitar, pero después de ver Europa, no hay nada en los Estado Unidos que
compara a estos sitios. Si yo fuese de Europa, América no me impresionara, la
edad y audacia de los edificios, calles, monumentos, estatúes, plazas y parques
son inimaginables.
Cuando
bordo al avión a los Estados Unidos pienso que es una mentira a decir que soy
una cosa y no otra. ¿Es decir, que es un americano? Más que eso, ¿qué es un
puertorriqueño? Los boricuas no son como los pueblos centroamericanos y andinos
que contienen muchas naciones de indígenas que han estado en el continente por
milenios. Los tainos que nos asocian fueron aniquilado y hubo un estudio de la
Universidad de Mayagüez de la ADN de puertorriqueños que se dieron cuenta que
los puertorriqueños tienen menos de 10% de sangre taina/indígena. Identificamos
más con los tainos que debemos en realidad. La realidad es que tenemos más
sangre y aspectos culturales de europeos y africanos. Puerto Rico era la última
colonia española. Hace cien años y pico que los españoles nos llamaron una
parte de su imperio. Pero queremos decir que somos americanos. Mi punto es que
ser americano es ser otro, un viajero que hace su hogar en una tierra foránea.
Mi antepasado que llevo el nombre Marcantoni a Puerto Rico lo hizo en los
1860s, menos de doscientos años, y no sabíacuándo el resto de mi familia
trasladaron el Mar Atlántico hacia la isla. Mi familia no se estableció en los
EE. UU hasta que 1978, cuando mis padres se casaron y se mudaron a Carolina del
Sur. Mi hermano mayor fue el primer Marcantoni nacido en los EE. UU. ¿Puedo
decir que soy norteamericano cuando mi familia solo tiene 35 años en el país? ¿Cuánto
tiempo es necesario a llamarse una nacionalidad y no otra? La realidad es que
mi historia de sangre tiene más europea y más caribeña que norteamericana. Mi
cultura esta interconectado a las tradiciones y actitudes de Sevilla y San
Juan, su descendiente. Somos viajeros, como los conquistadores y más tarde los
coloniales que se establecieron Puerto Rico. Soy una mezcla de las naciones del
Mediterráneo, de Córcega (donde el nombre Marcantoni se viene), Francia, y España
y quien sabe más. No sé a dónde vamos a establecernos. Suset y yo no sabemos a dónde
vamos nuestras hijas van a pasar la mayoría de sus vidas o donde visitaran
nuestros nietos cuando estamos viejos. No tenemos raíces en un solo sitio que
nos definen. El sentido de que Sevilla es mi hogar es en parte porque no tengo
hogar oficial. Salgo Europa con conocimiento de una cosa, que me encanta este
sitio, y voy a volver, quizás la próxima vez con mis hijas, y que me gustaría
vivir aquí un día, y quizás este sentido de conexión espiritual es algo que
permanente, y quizás es un sentido fugaz. Miro por la ventana del avión cuando
volamos sobre los Alpes franceses y estoy impresionado, y mi esposa y yo
empezamos a planear nuestro próximo viaje, porque tenemos
almas de viajeros.
Jonathan Marcantoni
www.aranyaeditorial.com