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Cuando comencé a escribir DRAGOSTE y LOS
FINALES Y LOS SUEÑOS, se acercaba el siglo XXI y estaba viviendo una de las catarsis más
convulsas para mi espíritu y
razón.
Años atrás había vivido el fin de un matrimonio
y con él el fin de una forma de vida establecida por los dogmas sociales que me
hizo tambalear como persona y con ello a
vivir una temporada en el infierno
de la que debo decir salí fortalecida.
Con una magnitud de energía incontrolada
comenzaron a aparecer en mi vida
personas que me hicieron conectar con
mis pasados más remotos a los que yo
había tenido encerrados o ocultos por una extraña razón de la vida.
Mis primeros amigos llegaron con sus filosofías
espirituales
más dispares, como, el taichí, el zen, el
yoga, la meditación budista, el reiki y destintas religiones y a través de
aquella inmensa mar de enseñanzas , había
descubierto a Yalal ad-Din Muhammad Rumí, Ibrahim Al-Nishaburi al-Jayyam,
Ferdusi, LI Po , VLADIMIR MAYAKOSKI, Ana Ajmátova Marina Tsvietáieva...
Rilke, BAUDELAIRE… CIORAN…
Nietzsche ...Schopenhauer…Sócrates,
y muchos más……………
los voy nombrando como realmente me llegan en estos momentos ya que así ellos llegaron imponiendo su
presencia, en aquella época de crisis existencial y física…
También me habían llegado nuevos amores que
en contra de lo que me había inducido a pensar los perjuicios establecidos en aquellos años, a que la mujer era menos qué nada después de una separación matrimonial,
me hicieron ver o descubrir lo que mi alma femenina guardaba entre rejas
impuestas: la sensualidad, la belleza, la pasión, el erotismo, la rebeldía y
con ella la revolución espiritual y cultural. Hombres llegados desde tierras
lejanas que abrieron para mí la cultura de oriente con su inmensa riqueza de
sabores que hicieron despertar mis sentidos. Incluso pude descubrir a través de uno de ellos el
lado oscuro de la sociedad política que con sus artimañas totalitarias eleva al humano al sumo de la decrepitud y la
maldad… Todos aquellos caminos terminaron por derribar los cimientos de la vida
que hasta entonces había llevado con lo que fui introduciéndome más en un universo interior en el que indagué, dando forma nueva a la esfera experimental que me llevo
a la escritura.
Sin saber cómo y esta vez influenciada por una
mujer francesa que me hizo conocer el
Tao con sus palabras: Eres como Laot Set, llegué a conectar con la escritura automática y consciencia traspersonal,
que alivio en gran medida a mi espíritu de mujer manipulada y destruida.