Artistas del mundo se dan cita en Araña editorial en su sala de La bella araña para mostrar las diferentes tecnicas y medios actuales que unen a ambos paises en un concepto integrador de culturas.
Estan invitados todos aquellos que quieran compratir un momento tan especial. Posteriormente daremos una amplia información relacionada con el encuentro. Bienvenidos a la magia de las artes y la cultura
www.aranyaeditorial.com
la bella araña
miércoles, 13 de diciembre de 2017
miércoles, 29 de noviembre de 2017
LA ESTRAÑA LEVEDAD DE LA NOCHE
el amor en el recuerdo por siempre............................yo y mis enigmas
arte
mis atardeceres en soledad
mis amados libros
la acuarela
la loca barrilete
mi familia en el recuerdo lleno de amor
lo que añro ser
la otra
la vida que se incia
el poema
la belleza
el infinito de la luna
infinita la forma de apaciguar el alma encogida en la levedad del ser
arte
mis atardeceres en soledad
mis amados libros
la acuarela
la loca barrilete
mi familia en el recuerdo lleno de amor
lo que añro ser
la otra
la vida que se incia
el poema
la belleza
el infinito de la luna
infinita la forma de apaciguar el alma encogida en la levedad del ser
Etiquetas:
fotografia y poesia. Julia De la Rúa
miércoles, 27 de septiembre de 2017
LA BELLA ARAÑA-LIBRERIA-SALA DE ARTE Y ENCUENTROS INTERNACIONALES.
viernes, 25 de agosto de 2017
F. Nietzsche, La gaya ciencia, aforismo 69, “Las mujeres y su acción a distancia”.
El perfil de los perros
“¿Sigo teniendo oídos? ¿Soy oídos
y nada más? En medio del ardor de la resaca marina cuyo oleaje espumoso y
llameante salta hasta mis pies, sólo me llegan aullidos, amenazas, gritos
estridentes [...]. Entonces, como surgido de la nada, en las puertas de este
laberinto informal, a sólo unas brazas de distancia, aparece un gran velero que
pasa como un fantasma deslizándose en silencio. ¡Oh, fantasmal belleza! ¡Qué
encanto ejerce sobre mí! ¿Llevará ese esquife todo el reposo taciturno del
mundo? ¿Mi propia felicidad, mi yo más dichoso, mi segundo yo eternizado, no se
habrá asentado ahí, en ese lugar tranquilo, no muerto aún, pero ya no con vida,
deslizándose y flotando, ser intermedio, espectral, silencioso y visionario,
semejante al navío que con sus velas blancas se cierne sobre el mar como una
mariposa gigantesca? ¡Ah! ¡Volar por encima de la existencia! [...].
Cuando un hombre es presa de su
propio tumulto, se encuentra en medio de la resaca de sus impulsos y
proyectos; sin duda que entonces ve ante él deslizarse también a unos seres
encantadores y silenciosos, cuya felicidad y retiro envidia... Esos seres son
las mujeres. Les encanta creer a ellos que allí, entre las mujeres, tal vez
habite lo mejor de su yo: que en esos lugares tranquilos hasta el más violento
tumulto se serenaría en un silencio de muerte, y que la vida se convertiría en
el sueño mismo de la vida”.
F. Nietzsche, La gaya
ciencia, aforismo 69, “Las mujeres y su acción a distancia”.
Mi lobo.
Sujetas mis manos
detrás de nubes negras,
espesas de odios,
rencores
y vacíos eternos convertidos
en vapores desconocidos.
Muerdes mis senos
y te comes sus pezones.
Dejas mi pelo al viento
y mi cuerpo desnudo.
Los ojos de sueños
y la sonrisa plácida.
Ventanas abiertas al infinito.
Muros de rejas por donde observas,
ávido,
ciudades infectas,
escondidas de todos
los mares.
Viajes por mundos abiertos,
sólo nuestros.
Amas a luna tu perra,
pronto loba,
y la deseas.
Te revuelcas en tus dientes y saliva.
Te relames con tu gran lengua suave
que se convierte en fuego que nace
de mi útero hambriento,
hambriento de vida,
sediento de sangre valiente.
Ven amo.
Ven a tu dueña.
A tu perra.
A tu hembra.
Devora esa carne manchada.
Raspa con tus uñas
la sal de la discordia
y cobíjate
en la nueva piel que creas.
Arrebata la conciencia marchita.
Habita mi alma.
No escapes de ella.
Aflora en mi vientre.
JULIA DE LA RÚA
viernes, 16 de junio de 2017
F. Nietzsche, Más allá del bien y del mal, aforismo 232..¿ Qué destino le espera a la mujer del siglo XXI ?
EL PERFIL DE LOS PERROS
¡Cállate
la boca!
Siempre
había escuchado
¡Cierra la boca!
¡Cállate!
ssssssssssssssssssss
Pero
¡Cállate la boca!
jamás.
Aquel
día vi a una boca mujer caminar a cuatro patas en busca de su bozal. Su amo la
amedrentó de tal forma que ella misma se colocó un bozal que no sólo le cubría
la boca, sino toda la cabeza.
“Fue preocupación y solicitud del varón
por la mujer el hecho de que la Iglesia decretase mulier taceat in ecclesia!
[¡que se calle la mujer en la Iglesia!]. Fue en provecho de la mujer por lo que
Napoléon dio a entender a la demasiado locuaz Madame de Staël mulier taceat
in politicis! [¡que se calle la mujer en la política!]. Y yo pienso que es
un auténtico amigo de la mujer el que hoy les grite a las mujeres mulier
taceat de muliere! [¡que se calle la mujer sobre las mujeres!]”.
F. Nietzsche, Más allá del
bien y del mal, aforismo 232.
¡CALLATE LA BOCA!
Aquella boca callaba y la mujer sólo
hacia las labores asignadas a su nombre, a su ser perra apaleada y despreciada
por el peor de los tiranos, el soberbio y vacuo que teme el mordisco de su
sierva.
Una escena del teatro humano que se representa
incansablemente cada día. Esa escena de sometimiento al tirano, al ser abyecto
que es capaz de convertir a una mujer en boca, en un agujero que únicamente es
el engullir alimentos para defecarlos después.
¡CÁLLATE LA BOCA!
Un día, pasado el tiempo,
volví a escuchar
¡Cállate la boca!
¿Iba esta vez dirigido a
mí?
¿Eran mis oídos los que
escuchaban?
“¿Sigo teniendo oídos?
¿Soy oídos y nada más?”.
Oteé el espacio.
Agucé mi olfato.
Olisqueé cada esencia
que salía de esa orden.
Estiré mis orejas.
Perpleja.
Y la esperanza de ser
otra
se esfumó
al sentir un gran estirón
del amo
que me ataba con el
cordel
de áspero esparto.
¿De repente mi boca tenía
cuatro patas?
Boca. Boca. Boca.
¿La boca no sólo comía?
¿Hablaba?
¿Decía algo inteligente
que afectaba a la
mediocridad del amo?
¿Ladraba?
¿Se quejaba de la tiranía
impuesta?
¿Mordía? ¿Hacía saber de
la existencia- femenina-primitiva a la cual pertenecía esa boca?
Ahhhh...
Se me hizo tan grande la boca
que ya no había labios finos
ni lengua rebosante de baba.
Sólo un arma
a la que el amo tenía miedo
y acallaba.
Una gran jauría de
bocas bocas bocas bocas
bocas
fue por aquel tiempo mi
destino.
Una jauría con bozales
tan humanos
que necesitaron
la destrucción de una palabra,
mujer,
¡para ser aniquilados!
No recuerdo cuándo me
hice débil y servil al maltratador; y lo peor, no recuerdo cuándo le hice a él
serlo.
De repente, estaba metida en un embudo tan estrecho
que apenas ni existía. Sin embargo, era un gran océano cerrado, frío y
perverso. ¿Por qué consentía aquella vida obscena y tiránica? ¿Quién o qué
estaba a nuestro alrededor para no poder evitar que mi debilidad me hiciese ser
la más estúpida de las mujeres?
¡Y la más banal! La mujer que permitía hacer del
hombre al que amé un ser también servil a sus maltratos.
Después de la masacre, corría despavorida a mirarme
al espejo. Un rostro abotagado, una mano que recorría los labios con ternura
inusual, se reflejaba ante mí. La luz fría de esas malditas habitaciones que
acogen los desperdicios del cuerpo también recogía el desperdicio de mi alma.
Agazapada junto al pequeño plato de ducha, me convertía en un manojo de mujer
que ha dejado de serlo para ser perra apaleada.
Pasaban las horas.
La fría cerámica del inodoro era un vaso de
mocos y flemas. Qué pequeño era todo. Detrás de la puerta andaba en silencio el
tirano-amo. Un televisor acogía su malditismo y su mano hacía un movimiento
compulsivo para poder llevar a la boca las pipas de girasol que sonaban al ser
machacadas por los dientes pétreos. Tragaba mecánicamente aquellos diminutos
frutos de la tierra y del sol. Quizá llegaban al estómago o al cerebro. Qué
elixir podía contener para que olvidara aquel maldito a su perra apaleada.
Yo seguía despavorida en el pequeño baño.
Agazapada o erecta mirando al espejo que reflejaban aquellos ojos eternos de impotencia.
Horas —o minutos o vidas— después, se abría la
puerta de aquel lugar sucio. Me arrastraba hasta la cama y caía derrumbada.
Volvía
el tiempo en el futuro. Recomponía mi rostro en ese tiempo. Sonrisas y lágrimas
compitiendo. Caminar de nuevo por calles ajenas donde buscar sinrazones o
razones a mi propia cobardía.
El amo había desaparecido en busca de otra perra a la que doblegarse,
humillarse, una perra igualmente maltratada aunque fuera penetrada de halagos y
otros falos. Una perra, la otra.
El amo buscaba consuelo.
Después, un vacío, y, más tarde, sin mucha demora,
mi cuerpo salía corriendo, despavorido, al pequeño baño donde buscar el rostro
perdido. El amo había vuelto.
EL PERFIL DE LOS PERROS
domingo, 9 de abril de 2017
STELLA MANAUT " MUJERES INFIELES EN LA ERA FRANQUISTA"
MUJERES INFIELES
EN LA
ERA FRANQUISTA
Stella Manaut
STELLA MANAUT – BREVE
NOTA BIOGRÁFICA
Nace en Madrid en el seno
de una familia de artistas. Tras sus estudios en el Liceo Francés de Madrid,
pasó por las facultades de Filosofía y Sociología; también por la Escuela de
Arte Dramático.
Protagonista de muchas obras teatrales, algunas salidas de su
propia pluma y como actriz secundaria en tres películas, dos cortos y varias series de
televisión.
Con su esposo, el
concertista de guitarra Eugenio Gonzalo, ha recorrido gran parte del mundo en
recitales de Guitarra y Poesía españolas.
Como dramaturga tiene
registradas más de 50 obras, doce de ellas estrenadas. (ver web: stellamanaut.com)
También libros de
relatos, de poesía, el último “Sátiras feministas”. Varias novelas, las últimas:
“ Enamorada de un cura comunista”, “Mujeres infieles en la era franquista”.
Dirige en Valencia el
Museo Manaut, dedicado a su padre José Manaut, alumno de Sorolla.
CONSIDERACIONES DE LA AUTORA
Posiblemente habrá quien piense que la
temática de esta novela está lejos de la realidad, además de ser un tanto
atrevida. Sin embargo -y, usted perdone si su relación se mantiene intacta a
través de los tiempos-, raras son las parejas en las que, al menos uno de sus
miembros, no ha sucumbido a la tentación de un nuevo cuerpo.
Hace unos años esos devaneos se
consideraban normales en el hombre, intrínsecos a la naturaleza del género
masculino, incluso dignos de aplauso, como si el tener una amante fuera algo
así como un trofeo de caza. Hasta la propia esposa acababa muchas veces por
justificarlos. Algunas, incluso, acunaban en su regazo el fruto de una relación
extra-matrimonial del cónyuge.
Hasta no hace tanto tiempo, también en
nuestros “civilizados” países, la mujer adúltera (¡qué poquito me gusta esta
palabra!) era condenada por la sociedad, humillada, encarcelada, apartada del
núcleo familiar; de sus hijos. Hoy, ¡bendito sea!, las cosas son muy distintas.
Ellas se han soltado el pelo, pero ellos, en muchos casos, no pueden soportar
que su “santa” les sea infiel o bien no les soporte y quiera abandonarles y
crear una nueva relación (ver el casi centenar de mujeres que caen en España,
año tras año, bajo el cuchillo vengador). Me refiero, por supuesto, a lo que
ocurre en Europa, en los Estados Unidos
y en alguna que otra zona -pocas- del Planeta Tierra. En infinidad de países se
condena todavía con mayor saña el adulterio de la mujer, penando muchas veces a
la pobre víctima con una muerte terrible a pesar, incluso, de haber sido
violada.
Actualmente, novelas y películas
exponen el asunto de la infidelidad en la mujer como algo que puede ocurrir con
frecuencia. Lo cierto es que las relaciones largas se hacen monótonas; que la
pasión, en la mayor parte de los casos
-felices aquellos que consiguen mantenerla, que los hay- acaba
difuminándose con el transcurrir de los tiempos y de las circunstancias (hijos,
suegros, paro, caracteres enfrentados…). Luego,
no es raro que, aunque la relación con la pareja siga siendo grata, se busque
en un@ tercer@ el amor perdido.
Al
hablar de este tema no pretendo que se me tache de frívola. Por lógica, me
refiero a un núcleo de población sin graves problemas de subsistencia. De
existir éstos, se hace más difícil el juego del amor extra conyugal. Lo mismo
ocurre si un miembro de la pareja cae gravemente enfermo. Para que la
infidelidad “florezca”, las circunstancias, tanto físicas como económicas, han
de ser propicias.
Múltiples estudios al respecto muestran
que el ser humano es básicamente polígamo; que lo de la fidelidad nos ha venido
dado por imperativos sociales, por el deseo de unir familias poderosas.
También, parte importante del manejo de nuestros sentimientos lo tiene la
religión, sea la que sea, ensañándose siempre con la mujer.
En esta novela he querido mostrar la
situación de las féminas durante la dictadura franquista, además de dar forma a
unas cuantas historias reales que las propias protagonistas me han confiado,
siempre bajo la promesa -cumplida- de cambiar nombres, lugares y circunstancias.
Como se podrá comprobar a medida que avance la lectura, hay varios
denominadores comunes, no sólo por lo que a las reacciones de la mujer infiel
se refiere, sino también por el carácter de la mayor parte de sus compañeros
“legales”.
Evidentemente, hay que situarse en la
época a la que corresponden las historias donde, tanto ellas como ellos,
recibieron una educación religiosa salpicada de tabúes e infiernos, con una
influencia absolutamente negativa en el desarrollo de sus personalidades.
Mujeres que se mantenían físicamente vírgenes hasta el matrimonio -que no
mentalmente, pues el cerebro no sabe de convencionalismos sociales- y, en
consecuencia, hombres que no tenían ocasión de conocer a fondo el cuerpo de sus
compañeras, de igual a igual, pues tan sólo habían practicado el amor con
prostitutas -benditas sean- pero que, por lógica de su “negocio” necesitaban -y
necesitan- cambiar con rapidez de cliente. Por ello aquí encontraremos, con
frecuencia, a hombres más o menos convencionales, por lo general con un buen
trabajo, pero también por lo general, sin muchas inquietudes intelectuales,
nada duchos en juegos sexuales y, en muchos casos, con eyaculación precoz. Un
hombre que va de su casa a la oficina y que, aunque tenga que buscarse un
trabajo extra, prefiere que la mujer se quede en casa. Él lo único que quiere
es que todo esté en orden, la comida hecha, la ropa planchada y en su sitio,
los niños estudiados y “echar un polvo” rápido -perdón por la expresión- los
sábados a la hora de la siesta. Poco más.
Entre
las mujeres he visto también un comportamiento repetitivo, al margen de que se
limiten o no a las tareas caseras. He observado, por ejemplo, reacciones que
denotan una muy baja autoestima, fruto de tantos años de marginación. De ahí,
el deseo de mostrarse perfectas ante sus amantes, prestarse a cocinar, limpiar,
planchar… También se repite el hecho de que el azogue no les devuelve una
imagen con la que se sientan bien; y sin embargo, a medida que pasa el tiempo y
contemplan las fotografías de años pasados, comprenden que eran atractivas.
Asimismo, puede apreciarse en varias de
estas historias, que la mujer protagonista está llena de inquietudes que
contrastan con la vida monótona de un marido al que se sigue queriendo, y
mucho, a pesar de haberse sumergido en algún amor clandestino, pero del que no
se puede soportar el menor roce cuando aparece un amante en el horizonte...
Porque, como bien dice el refrán: “Lo cortés no quita lo valiente”.
Usted, lector, podrá justificar o
mandar al infierno a estas mujeres, pero la realidad es la realidad. Yo no he
inventado nada; tan solo he adornado las historias. Quizá, en el futuro,
escribiré otra novela dedicada a los hombres, aunque dudo que ellos se dejen
hurgar en el fondo del corazón y de la conciencia.
“¡Vive
la liberté, l’égalité et la fraternité!”.
Gracias a Dios o a quien sea, novelas como ésta pueden
contar la verdad sin condenar a la “adúltera” a la hoguera de la vergüenza. ¡Abajo
las Madame Bovary, las Ana Karenina y
las Regentas! Sus historias, basadas o no en personajes reales, siempre
terminan fatal. Claro está que fueron escritas en el siglo XIX y por hombres…
ARAÑA EDITORIAL
ARAÑA EDITORIAL
domingo, 19 de marzo de 2017
CHUCK BERRY. EL POETA DEL ROCK
Ha muerto Chuk Berry.
Me lo confirmó esta madrugada un amigo músico.
Madrugada e
Internet. Él de vuelta a su casa, yo en la mía…
Y hablamos de soledades…
¿Cómo vives
tu soledad?
- Mi soledad
es genial, le contesté
-La mía también
-Eso es lo
bueno. Siempre tenemos música
-¿Qué poeta de rock se fue?
Lo había visto minutos antes en su muro del facebook, sin especificar su nombre.
-Chuck Berry, hace unas horas
-Bueno, ya hizo su camino...Lo gozó
-De eso no tengo dudas…
Me voy a
dormir...Un beso
Y un abrazo,
me escribió…
-Vale... sueña. Un abrazo clandestino
¡Un beso! hasta el lunes.
Algunos
emoticones con corazoncitos y sonrisas que no se vieron. Me quedé pensando en
por qué le enviaba un abrazo clandestino….
Hoy domingo de fallas, me marché a la Malvarrosa, la mar, la placidez en la que viví durante un tiempo. Me senté en una mesa dispuesta a tomar un café y sobre ella, había un periodo. “El mundo”
Me atrapó un reportaje a doble página en la que se ve en una gran fotografía, a un hombre
oyendo música en una ALEPO,
destruida. Mohamed Anis tiene 70 años, sentado en su cama escucha y fuma cerca de un tocadiscos y de
los cascotes y escombros de su habitación destruida. Se le ve placido, ausente, de todo lo que le rodea. Nos habla de su vida.
Al comienzo del reportaje un enunciado que dice:
“Si no fuera
por la música, habría más razones para volverse loco” TCHAIKOVSKY
Lo pienso a
menudo. La música nos eleva a un estado tan místico que nos hace resistentes, revolucionarios mientras nos poseen las notas, cosquilleando nuestros cuerpos, fustigando
nuestros cerebros maltrechos.
Hace tiempo
que saltaron versos de mi recóndita alma maltrecha, que decían
AMOR espíritu
Esa
sensación sublime que rige mi vida
Sentir
incontrolable de mi alma
Perfume
venido del infinito
De
la Nada
Vaivén
del Ser alrededor de mi cuerpo
Ola
en la que me subo y me dejo llevar
Notas
de música, sonido celestial
Soy
una nota más de la melodía del tiempo
Camino
el viento, la brisa, los caminos
Las
vidas, los seres, la Naturaleza...
Sin
duda ser una "nota más de la melodía del
tiempo", amar la música, me salvó de una locura social, una enfermiza e impuesta
depresión. Eran tiempos de guerras personales, de soledades monstruosas, acompañada, de guerras en países que visité en un momento de guerras y destrucción, bombas, matanzas, que aun siguen y avanzan
dejando a millones de seres humanos desprotegidos de la muerte más estúpida y cruel que se ha inventado a través de los siglos y siglos, las
guerras bélicas.
-Chuck
Berry, ha muerto
Hoy
he buscado sus principios. Me he enterado que apenas sabía leer y escribir y sin embargo nos hizo ser sus
hijos, su música, su rock, su poesía musical, su jugar con el blues, la música que ofreció a través de él, a otros músicos…su libertad,
sus secretos….Leo y leeré para saber más….
Hoy gracias a mi amigo el músico, que invadió mi soledad en la madrugada, he
gozado de Chuck, también de la
noticia de Mohamed Anís… De su vida, de su resistencia a habitar ALEPO. De la Mar Mediterránea, de mi misma.
Ahora
se el por qué le ofrecí... un abrazo clandestino a mi amigo, músico.
Sin duda escuché su melodía, allá en la madrugada. Su música es RESISTENCIA, REVOLUCIÓN… La mía también,¡ La de todos los poetas!
Sin duda escuché su melodía, allá en la madrugada. Su música es RESISTENCIA, REVOLUCIÓN… La mía también,¡ La de todos los poetas!
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