El perfil de los perros
“¿Sigo teniendo oídos? ¿Soy oídos
y nada más? En medio del ardor de la resaca marina cuyo oleaje espumoso y
llameante salta hasta mis pies, sólo me llegan aullidos, amenazas, gritos
estridentes [...]. Entonces, como surgido de la nada, en las puertas de este
laberinto informal, a sólo unas brazas de distancia, aparece un gran velero que
pasa como un fantasma deslizándose en silencio. ¡Oh, fantasmal belleza! ¡Qué
encanto ejerce sobre mí! ¿Llevará ese esquife todo el reposo taciturno del
mundo? ¿Mi propia felicidad, mi yo más dichoso, mi segundo yo eternizado, no se
habrá asentado ahí, en ese lugar tranquilo, no muerto aún, pero ya no con vida,
deslizándose y flotando, ser intermedio, espectral, silencioso y visionario,
semejante al navío que con sus velas blancas se cierne sobre el mar como una
mariposa gigantesca? ¡Ah! ¡Volar por encima de la existencia! [...].
Cuando un hombre es presa de su
propio tumulto, se encuentra en medio de la resaca de sus impulsos y
proyectos; sin duda que entonces ve ante él deslizarse también a unos seres
encantadores y silenciosos, cuya felicidad y retiro envidia... Esos seres son
las mujeres. Les encanta creer a ellos que allí, entre las mujeres, tal vez
habite lo mejor de su yo: que en esos lugares tranquilos hasta el más violento
tumulto se serenaría en un silencio de muerte, y que la vida se convertiría en
el sueño mismo de la vida”.
F. Nietzsche, La gaya
ciencia, aforismo 69, “Las mujeres y su acción a distancia”.
Mi lobo.
Sujetas mis manos
detrás de nubes negras,
espesas de odios,
rencores
y vacíos eternos convertidos
en vapores desconocidos.
Muerdes mis senos
y te comes sus pezones.
Dejas mi pelo al viento
y mi cuerpo desnudo.
Los ojos de sueños
y la sonrisa plácida.
Ventanas abiertas al infinito.
Muros de rejas por donde observas,
ávido,
ciudades infectas,
escondidas de todos
los mares.
Viajes por mundos abiertos,
sólo nuestros.
Amas a luna tu perra,
pronto loba,
y la deseas.
Te revuelcas en tus dientes y saliva.
Te relames con tu gran lengua suave
que se convierte en fuego que nace
de mi útero hambriento,
hambriento de vida,
sediento de sangre valiente.
Ven amo.
Ven a tu dueña.
A tu perra.
A tu hembra.
Devora esa carne manchada.
Raspa con tus uñas
la sal de la discordia
y cobíjate
en la nueva piel que creas.
Arrebata la conciencia marchita.
Habita mi alma.
No escapes de ella.
Aflora en mi vientre.
JULIA DE LA RÚA
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ResponderEliminarSon las mismas rimas que borré avergonzado
EliminarHABLANDO CON NIETZSCHE “Las mujeres y su acción a distancia. Aforismo 69 de La gaya ciencia.”
ResponderEliminar“No hay esquife que quiera reposo, ni bajel bergante ni galeón que baje velas para inacción que no quiera recorrer de veras tanto mar en una mujer tan llena de emoción como plena de quimeras. Océano amplio a estribor lleno de agua salada a babor y que de proa a popa siempre se topa con la sal de mar y el agua por cristal siempre alrededor. Todo es manantial.
No hay cubierta ni casco ni quilla que se aparten a la orilla para que rocen las olas que no quiere romper porque dicho bajel quiere ser abrazado por tanto mar deseado que es el cuerpo de mujer.
Y tanto lo tiene amado que si se hunde se quiere hundir en él.”
Juan Gnav
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ResponderEliminarIgual que borré el anterior, borré el siguiente y por el mismo motivo. Luego los he devuelto a tu blog.
EliminarMITAD HOMBRE, MITAD LOBO
ResponderEliminar“Aúllo
para que rices mi pelo
zafio.
Y con celo
ante la mirada de la luna,
despacio,
buscando ser tuyo
desnudo me revelo.
Aparto de la luna, su velo
Agarrando tus manos
desnudas, las pongo en mi cara;
la acunas, son mi almohada
y en tus labios dulces
los besos susurras
posándolos sobre los míos villanos
y acaricias mis pezuñas.
¡Huye el odio
espantado
y disipadas han quedado
sus nubes
porque soy el custodio
de la belleza que luces
y que la noche ha aclarado!
Cánido,
muerdo tus pechos
cándidos
y los acojo por lecho.
Vestida con tu cabello
dejas en mi tu sello
…mordisqueando mi cuello,
y dormiré plácido
rendido a los sueños
que deseé despierto
mientras, renacido,
admiraba
con los ojos abiertos
tu desnudez
viendo muy complacido
la blanca tez
que acompaña a tu cuerpo
…todo a la vez.
No hay tiempo para el olvido,
duermo ya,
duermo lo vivido
con toda la paz
que me has concedido.
La luna de plata
avala
la noche clara
que tus ojos delata.
No, Selena no escapa.
Argentada
ha de ser la bala
que en mi pecho colada
a mi me abata.
Mitad lobo,
mitad humano
siendo los dos,
dijo un dios
que los dos te amaran
y aunque a mi vida apagaran
te vi los ojos,
los ojos del alma
…cuando me diste las manos.
Y al verte se me acelera sangre
que hierve y brama,
porque tengo sangre brava
y aparte de lobo soy hombre
y lo verás al nacer el alba.
Es mi vida tu proclama;
ya no es mía mi alma
porque mi corazón te ama
y tú eres la dama
que mi vida esperaba
y que todo mi yo aclama.
Ahora está mi lengua de lobo apaciguada.”
Juan Gnav
bello poema,mi alma se apacigua
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