Yrha y Luna, un cruce
de caminos,
es la historia del tiempo que no pasa y del que sí lo hace. Fue escrita mucho
antes de que nuestras mentes milimétricas y educadas por los convencionalismos
del bien y del mal lo puedan entender y así fue dejada en los niveles akasicos
(1) del universo.
Luna e Yrha, los
personajes centrales, son dos seres que se unen en la que parece ser la última
vida de Luna, para dar sentido al secreto que nació con ella y al enigma que
rodea la vida de Yrha. Cuando se conocen son Manuel y Taisa, pero muy pronto dejan de
serlo, obligados por una extraña circunstancia que llega a ellos sin poderlo
impedir.
Manuel y Taisa se
encuentran en un cruce de caminos, donde Fausto estaba sentado en una esquina
del universo esperando dos almas bellas y afines para hacer posible que la historia
de ambos fuese plasmada en mundos paralelos ya que su amor necesitaba seguir
existiendo como único canal de subsistencia. Manuel le pide a Taisa –escritora–
crear un personaje que le haga mítico y Taisa le pide que él sea su final, el
hombre que la ame sin condiciones. Fausto se apiada de Taisa y le ofrece una
oportunidad de conocer, a través de Manuel, su secreto y para ello la hace
descubrir quién había habitado su espíritu desde hace siglos; y así conocer al
ente que la amaba desde la eternidad de las sombras, pero que escondía un lado
vengativo.
Satán, ángel bello
arrojado del paraíso a las tinieblas por Dios, es el personaje más fehaciente
de la historia ya que, sin él, en el encuentro de Manuel y Taisa, no habría
sido posible que el AMOR se expresase libre. Por lo tanto, no solo no debemos
especular o intentar interpretar o entender que el Mal es inherente junto al
Bien en nuestras vidas… sino que ese mal es a veces tan bueno para la
construcción de la propia vida existencial que lo hace vital por necesidad.
Taisa había pedido
reiteradamente a Dios conocer a un hombre valiente y joven, que se atreviese a
sumergirse en una catarsis existencial junto a ella, para confirmarse a sí
misma que los humanos estamos sujetos al destino y no al libre albedrío. Manuel
quería ser mítico y no le servía una mujer
Común, tuvo que
invocar a Fausto para cruzarse con su gran amor en un punto indeterminado del
cosmos a través de Internet. Dios y Satán son la catarsis, el caos, el
torbellino donde los personajes encuentran la búsqueda del Absoluto, el fin del
camino, donde las respuestas a tantas preguntas en sus vidas serán contestadas.............
No hay comentarios:
Publicar un comentario