martes, 29 de octubre de 2024

EL FORASTERO - OPERA PRIMA / DE ÓSCAR HERRERA

O

                                                                    NIETOS DE ODISEO

                                                                       Rodrigo Soto - Costa Rica

Una de las analogías más fecundas y extendidas en toda la humanidad, es la que equipara la vida con un viaje. Recordemos, para no ir más lejos, los célebres versos de Jorge Manrique: Nuestras vidas son los ríos / que van a dar en la mar / que es el morir… Aunque el destino sea cierto y el mismo siempre, es el tránsito, el recorrido, lo que nos compete: ahí se juegan las vidas y los destinos humanos. En otras palabras, aunque todos los caminos conduzcan a Roma (y aquí se hace inevitable traer a colación el palíndromo Amor-Roma), cada ruta es única y, dependiendo de la que elijamos, serán los paisajes y los pueblos que conozcamos.

En el campo del análisis literario, desde distintas perspectivas y valiéndose de instrumental muy diferente, Vladimir Propp y Joseph Campbell profundizaron en las implicaciones de esta analogía del viaje-vida.

Odiseo viaja de regreso a su hogar, a su pueblo, a su trono, a su mujer trasnochada en el incesante tejer y destejer como las mareas que van y vienen, en tanto su hijo Telémaco emprende el viaje con la esperanza de hallar a su padre. Siglos más tarde, los gnósticos imaginarán nuestra vida terrenal como el regreso desde un exilio perverso hacia la Unidad o el Origen; don Quijote sale a cabalgar por La Mancha en busca de aventuras que le ganen renombre… Más contemporáneamente, también se aventuran a los caminos autores como James Joyce, J. D. Salinger o Jack Kerouac, entre muchos más. Finalmente, a partir del siglo XX, con el desarrollo de la cinematografía, se acuña y consolida el término road-movie, para describir aquellas películas cuyo escenario es el tránsito, lo transitorio de la carretera y sus sucesos e imprevistos.

En la época post heroica de la modernidad, la postmodernidad y demás hierbas aromáticas, los viajes suelen adquirir otras características, otros propósitos. Aventuro que la industria del turismo masivo, los teléfonos celulares y las comunicaciones instantáneas, han terminado por erosionar el significado de viajar y el potencial simbólico del viaje como metáfora o analogía de la vida. No obstante, desgastadas y sinuosas, todavía asoman la corona de laureles, en una cara de la moneda, y la cifra mágica en la otra. En efecto, la vida es un viaje desde el cálido útero materno hasta el útero frío de la Madre-Tierra.

Si los héroes han muerto (salvo para la industria de los video juegos y para las películas de Marvel), ¿cuál es hoy el propósito de nuestros viajes iniciáticos? No puede ser otro que el de siempre, a saber, el descubrimiento o desvelamiento de nosotros mismos. Pero el sujeto moderno, desprovisto de toda solidez, de todo atributo heroico, es una fantasmagoría que se desvanece tan pronto creemos haberlo aprendido (no digamos ya comprendido). 

Valgan los comentarios anteriores para introducir la novela “El Forastero”, de Óscar Herrera. Su personaje, un joven costarricense llamado Marco Gutiérrez, inicia un largo periplo viajando hacia la costa caribeña de su país. Impulsado por su deseo de descubrir el mundo y descubrirse a sí mismo, emprenderá en seguida un largo viaje que lo llevará a grandes urbes y a remotos parajes en el Sudeste asiático -Singapur, la isla de Borneo y Tailandia, concretamente-, para recalar finalmente en Europa. Innumerables serán sus hallazgos y descubrimientos, aunque al final puedan resumirse en unas pocas palabras, que son el contenido de toda existencia humana: el amor, el erotismo y la muerte… ¿Cuán relevante es que en el caso de nuestro protagonista se trate de homo erotismo? Para algunos lectores, probablemente lo será, y mucho; para otros, entre los cuales me cuento, esto es secundario. Aunque en ocasiones la narración amenace encauzarse por la predecible senda del sexo, drogas y rock´n roll, una y otra vez el deseo del protagonista por conocerse, por descubrirse -sea lo que esto signifique-, termina imponiéndose y llevando la narración por nuevos derroteros.

En su trayecto, Marco tratará con numerosos personajes que le revelarán también la amplitud y diversidad de los bichos humanos, deberá poner en entredicho mil cosas que tenía por ciertas para enfrentarse a la precariedad y relatividad de sus creencias y conocimientos.

Esta perspectiva transitoria o pasajera del protagonista se pone de manifiesto desde el título de novela: el forastero, el que siempre está de paso sin echar raíces nunca. El desarraigo tiene un costo, pero al mismo tiempo ofrece una perspectiva -¿una ilusión?- de libertad absoluta, que el joven veinteañero de los primeros capítulos parece dispuesto a explorar hasta sus últimas consecuencias, pero que el hombre ya maduro de los capítulos finales, evoca con nostalgia y cierto resignado dolor. Si, como dice Césare Pavese, Laborare stanca, crecer duele, no hay duda de ello.

Estamos, entonces, ante ese género de novela que los alemanes han llamado bildungsroman, mejor conocida en castellano como “novela de formación” o “novela de aprendizaje”. Tanto es así que, en el transcurso de su viaje, Marco descubrirá también su verdadera vocación, la que le permitirá encontrar su lugar en la sociedad y ganarse la vida.

Valiéndose de diversos recursos narrativos -en los que alternan, fundamentalmente, las anotaciones personales del protagonista y una narración omnisciente-, el autor se aventura en ocasiones más allá de estas lindes para presentarnos la historia de algunos personajes secundarios y de los lugares por donde transita, sin desdeñar incursiones en lo alucinatorio y lo fantástico.

Desde mi punto de vista, el mayor acierto y la originalidad de la novela que sigue a continuación y que invito a leer, radica en combinar la universal analogía del viaje y el género de la novela de formación, con lo que ambas dimensiones -viaje y aprendizaje- se potencian y enriquecen recíprocamente.

¡Buen viaje!    

RODRIGO SOTO

Rodrigo Soto (San José, 1962). Escritor, guionista y productor audiovisual. Estudió filosofía en la Universidad de Costa Rica, y escritura de guiones cinematográficos en Cuba y Madrid. Ha publicado una veintena de libros en distintos géneros: novela, poesía, cuento, teatro, poesía infantil, ensayo y artículos periodísticos, entre ellos las novelas Mundicia, figuras en el espejo, El nudo y En la oscurana. Finalista del premio Casa de las Américas (Cuba) en la rama de cuento por su libro Dicen que los monos éramos felices y Premio Nacional de Cuento de su país en dos ocasiones por sus libros Mitomanías y Floraciones y desfloraciones.

Sobre su trabajo, Soto ha declarado: “Escribo porque no sé hacer otra cosa para conjurar el miedo. 

Pero esta es una evasión sutil: mitad huida y mitad enfrentamiento, fuga y careo. 

"La escritura es una tauromaquia": el toro es el miedo, el escritor el torero”. 

Y también:

              “Escribo historias porque la realidad estaría incompleta sin la fantasía”.

www.aranyaeditorial.com 

    

lunes, 28 de octubre de 2024

HISTORIAS DE LAS ARTES POEMAS ENIGMATICOS



 

BÚSQUEDA

 

Sonríe un alma vieja, cansada.

¡Cuánto tiempo en búsqueda!

Un segundo fue eterno,

Años fueron segundos.

Fluye el espíritu,          Sin saber el por qué.

Un país lejano por

Una vida acabada.

Sonríe esa alma vieja

        Ahora que descubre lo indescriptible

        Aquello invisible pero patente

Que es Ser y Dar






  • SENTIR EL VIVIR












SENTIR EL VIVIR


Habito el tiempo.

Exploro el paisaje en busca de sueños.

Vibro con las diminutas formas

Que a través de mis ojos

Seducen a mí alma.

Colores, todos en perfecta armonía

Con la naturaleza que me rodea.

Silencio, a pesar de los múltiples sonidos

Emitidos por seres puros y bellos.

Paz envolvente, espíritu sereno,

Rostro viajero en busca del viento

 

 

domingo, 27 de octubre de 2024

LAS BELLAS ARTES EN PROCESO: NOS ESPERAN NUEVOS RETOS 2024 -2025


https://herederosdelkaos.blogspot.com/2022/08/Entrevista-a-Julia-de-la-Rua%20.html


                                                 EL ÉXODO Y LAS ARTES 

Sin camino no logramos nada

Sin armonía la música son solo notas silenciosas

Sin humanismo los seres humanos destruimos

Sin fe  los que no la  aman nos derrotan

Sin esperanza  se hace el vacío

La neblina y las voces ocultas deterioran la belleza de las artes y la palabra - no se avanza

¡ Abramos la puerta!

www.juliadelarua.com
https://www.facebook.com/groups/962775218329144/user/100000977631187?locale=es_ES

Julia De la Rúa---- https://www.facebook.com/groups/962775218329144/user/100000977631187?locale=es_ES