LA IGNORANCIA Y OTRAS FASCINACIONES.
El ser
humano debe ser independiente
Y no dejarse
encasillar por la sociedad
Para
alcanzar la LIBERTAD.
Sartre
De repente llega el día en que te topas con la ignorancia,
la degradación, la corrupción del ser humano. Hasta ese día has imaginado vivir
en la verdad. Has tenido fe y has idolatrado todo lo creado. Habitar la
naturaleza ha sido parte de tu ser, de la realidad de cada día. Sentir el
cuerpo vivo aleteando ante los sentidos hacía parte de ti cada instante, como
lo hacían los latidos del corazón insuflando energía roja, distribuyendo el
caudal lleno de vital fluido. Hasta ese instante en el que vivíamos y sentíamos
y no nos dejábamos poseer por la
ignorancia, éramos seres humanos Libres, o al menos así lo creí yo, que lloré,
reí, busqué e indagué en el alma, disfruté con el cuerpo, me involucré con cada
átomo de existencia que me rodeaba... Hasta ese mismo instante existí, y,
ahora, habitando una vida que dicen mejor que cualquier otra del pasado,
trato de Ser, en el más amplio sentido de la palabra, y siento la maldita
ignorancia que me rodea y todo parece juego, ficción, irrealidad. ¿Por qué?
... Quisiera que mis lágrimas nacieran raudas ante la
barbarie y miserias que imperan absolutas en nuestras vidas cotidianas, pero
nada, se ocultan en la cuenca de mis ojos, parece que avergonzadas. Quisiera
estremecerme ante una mirada cargada de dolor y sólo mi boca se abre
estúpidamente creando una mueca de asombro como si esa mirada no fuera conmigo,
como si esa mirada fuera la carátula de un ser inerte, sin vida. Quisiera
mezclarme con los árboles y ser ellos, pero mi maldito cuerpo se ha aliado con
la razón y, retorcida, se opone; quisiera pertenecer cada noche a la luna,
donde habita un hombre al que amo, mas mil conjeturas baratas se agolpan para
que desista de inmediato. Podría alargar mi mano como antes de conocer la
ignorancia, alargarla hacia un bello cuadro, introducirla en las imágenes y
toquetear cada pincelada, hacerla libre, para que fuera creando otras formas,
otros colores, pero esa mano maldita cae hacia el suelo quieta y fría. Ser un
pájaro en el horizonte como tantas veces he sido se convierte en una ilusión
óptica y en un volcán de vómito. Ya no hay añoranza de otros parajes, otros
lugares donde encontrar a Dios...
Dios... No hay necesidad de sublimidad,
y esa súbita experiencia hace inútil mi deseo de encontrar al Dios que dé
sentido a la vida. Desear a un hombre... desear su belleza, su fuerza, desear
que recorra mi cuerpo como más le plazca, acariciando todos y cada uno de mis
rincones sin dejar ni un solo, sin olvidar ni el más mínimo habitáculo de mi
realidad de ser mujer, mi Ser femenina sin más y que ese hombre me permita lo
mismo hasta deshacernos y convertirnos en
volutas de éxtasis... es una utopía. Ser amiga de hombres y mujeres es
una durísima labor, casi un imposible, ya que el entendimiento ha sido
sustituido por la falta de tolerancia y respeto. Habitar las calles con una
sonrisa es una quimera, ya que se habita la amargura de compartir ruidos, caos,
miradas vacías, desprecio de otros, la dureza de tus iguales en sus puestos de
trabajo, la maldita informatización de todo, que ha sustituido a los hombres y
mujeres, la fría sensación de saberte Solo entre tantos.
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